Mark W. Douglas

Mark W. Douglas

Mark W. Douglas es un anciano metodista libre y líder de distrito en la River Conference. Ha plantado y pastoreado iglesias en Colorado y Ohio. También es profesor adjunto y dicta cursos de Ética, Filosofía y Religión en Colorado State University Pueblo, Pueblo Community College y Central Ohio Technical College. Él y su esposa, Judy, viven en Pueblo, Colorado.

por Mark W. Douglas

Mis últimos 25 años de ministerio han requerido desaprender y aprender constantemente. Como alguien que alcanzó la mayoría de edad en la década de 1970, ir a la iglesia para mí significaba asistir y “hacer lo correcto”. El concepto de discipulado tenía que ver principalmente con la escuela dominical o el grupo de jóvenes. Para los adultos, era asistir a un estudio bíblico del miércoles por la noche. Esas cosas en sí mismas no eran necesariamente malas, pero ¿eran suficientes para hacer discípulos que se reproducirían o multiplicarían?

Ahora vayamos a los años 90, con el movimiento de buscadores y el crecimiento de las megaiglesias. La asistencia a la iglesia floreció y la membresía aumentó, pero todavía faltaba algo: un discipulado profundamente formado que fuera reproducible.

Por el año 2000, comencé a sentir, en lo más recóndito de mi mente y corazón, que el reino revelado por la persona de Jesús estaba lejos de la iglesia moderna en sus muchas estructuras. Sí, había pequeños grupos o células que intentaban entender de qué se trataba el reino, pero parecían versiones más nuevas de la escuela dominical o del estudio bíblico de los miércoles.

¿Suma o multiplicación?

Cuando comencé mi viaje como plantador de iglesias cerca del año 2005, me aferré al concepto de multiplicación de discípulos. He seguido sosteniendo y valorando la idea de la multiplicación como más importante que nuestra habitual forma de medición: la suma. ¿Alguna vez has llenado un informe que preguntaba cuántas personas más asistieron este año en comparación con el año anterior? Esa es una medida de suma.

La métrica que yo utilizo es cuántos nuevos discípulos de Jesús están haciendo y mentoreando discípulos que, a su vez, hacen y mentorean discípulos. La frase que uso a menudo es: “¿Quiénes son tus hijos y nietos espirituales?”. Estos no se miden por adición; se miden por multiplicación.

Por ejemplo, cuando describimos a nuestra familia, normalmente comenzamos con dos personas. Esas dos personas se multiplican en dos o más hijos. Cuando tienen la edad suficiente, los dos o más se duplican. Se entiende la idea. Esa es la multiplicación.

Cada planta y animal de la tierra se multiplica. De lo contrario, la planta o el animal se extinguirá debido a la muerte y las enfermedades. Nos preguntamos por qué la iglesia, particularmente en Estados Unidos, está sufriendo una hemorragia o muriendo. La iglesia estadounidense se enfoca en sumar. La iglesia mundial está comprometida con la multiplicación.

Empecemos por invertir en multiplicarnos. Como padres, invertimos en nuestros hijos, suegros, nietos y, si tenemos suerte, en nuestros bisnietos. Necesitamos usar la misma estrategia para el discipulado.

Invertir en las personas

Personalmente invierto tiempo, talento y tesoro en varios individuos y grupos de dos o tres personas. Al principio, esta inversión no suele ser espiritual. Es solo un café o un almuerzo. Sin embargo, en algún momento, la fe entra en la conversación.

Cuando surja el tema de la fe, entabla una conversación significativa. No seas insistente y no presentes inmediatamente la ilustración del puente (el Espíritu Santo te mostrará el momento indicado para usarla). Permite que el poder del Espíritu Santo guíe la conversación.

Cuando alguien te pregunte lo que significa ser un seguidor o discípulo de Jesús, comparte el evangelio. Una vez que la persona lo acepte, dile que necesita reunir a dos o tres personas para hacer exactamente lo que tú hiciste con ella. Envíala a hacer discípulos (el método de Jesús en Lucas 10). Continúa guiando y discipulando a esta persona a medida que ella guía y discipula a otros. Invítala a una nueva expresión de la iglesia donde el discipulado es primordial e interactivo en lugar de didáctico.

Pasar tiempo en oración, leer las Escrituras y compartir la vida son los elementos centrales de este método de discipulado. Es un compromiso de 60 a 90 minutos cada semana para cada grupo de dos o tres personas. Yo los llamo tríadas. Una tríada se define como “Conjunto de tres cosas o seres estrecha o especialmente vinculados entre sí”.

Muy pronto tu horario estará lleno de multiplicaciones, y queremos ver la multiplicación del discipulado que lleva a la multiplicación de la iglesia.

Actualmente estoy participando en varios esfuerzos con distintas personas, entre ellas, un musulmán, un budista convertido en espiritualista nativo americano y varios cristianos que se han dado cuenta de que ser un seguidor de Jesús es más que solo ir a la iglesia. La multiplicación es un largo viaje. Se necesita una inversión de nuestra parte. Nuestro trabajo es estar presentes y compartir. El papel del Espíritu Santo es convencer o condenar.

Después de todo, Jesús invirtió tres años en doce personas menos una para hacer once discípulos (además de aquellos que estaban alrededor de Jesús), los cuales multiplicaron el reino desde la región de Galilea a todo el mundo. Mi anhelo es ver ese tipo de multiplicación en tu iglesia, tu conferencia y la Iglesia Metodista Libre de EE. UU.

Ya está sucediendo. ¿Puedes verlo? +

Los siguientes son artículos adicionales sobre el valor de la Multiplicación Impulsada por Cristo, el cual forma parte del Estilo Metodista Libre:

Multiplicación Impulsada por Cristo por el obispo Keith Cowart

Dejen que la banda toque: multiplicando discípulos e iglesias por Larry Walkemeyer

Conoce a los multiplicadores por Jeff Finley

Dar fruto de Michael Forney

Es complicado por Brett Heintzman

El cambio llega a Dallas por Jeff Finley

¿Por qué multiplicarse? por Jeff Finley

 

Mark W. Douglas

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Mark W. Douglas es un anciano metodista libre y líder de distrito en la River Conference. Ha plantado y pastoreado iglesias en Colorado y Ohio. También es profesor adjunto y dicta cursos de Ética, Filosofía y Religión en Colorado State University Pueblo, Pueblo Community College y Central Ohio Technical College. Él y su esposa, Judy, viven en Pueblo, Colorado.