Oración: una fuente de gracia, esperanza y sanidad

Sandra Lopez

Sandra López es pastora asociada de Comunidad Cristiana Capilla del Cambio donde sus deberes incluyen pastorear el programa de mujeres, Abide. También se desempeña como miembro de la Junta Ministerial de Educación y Orientación de la Iglesia Metodista Libre del Sur de California.

Por Sandra Lopez

Muchos han experimentado pérdidas y dificultades de diferentes maneras. Tal vez tu no, pero como el Pastor Brian Warth dice: “Si vives lo suficiente, lo vivirás”. Espero que este artículo fomente tu fe mientras Dios continúa animándonos a mi familia y a mí.

«Crecí pensando que la oración era más bien un castigo».

Recuerdo que cuando era niña, mi papá nos pedía a mis hermanos y a mí que nos paráramos y nos tomáramos de la mano para orar antes de acostarnos. A veces mis hermanos hacían muecas y yo me reía. Como castigo por no portarse bien, les haría orar más tiempo y solos. Por eso, crecí pensando que la oración era más bien un castigo.

A la edad de 14 años entregué mi vida a Jesús. Me enamoré de Él mientras llenaba mi corazón de alegría. Cuanto más sabía de Él, más quería estar en Su presencia. Fui plantada en una iglesia local de habla hispana desde muy joven hasta que me casé con mi apuesto esposo, Benny López, a la edad de 22 años. Me encantaba su celo por Jesús. De hecho, eso fue lo más atractivo para mí. Unos años después de casarnos, nos enviaron a plantar una iglesia en la ciudad de Downey, California: El Camino, Downey. A ambos nos encantaba el trabajo ministerial.

La oración nos ayudó a creer. Aunque un médico le dijo a mi esposo que no podía tener hijos, Dios, en Su manera milagrosa, nos dio tres hijos: Cassandra, Benjamin Joseph y Rebecca.

En 2013, Dios nos conectó con nuestra iglesia local actual, Capilla del Cambio. Como no tenía servicio en español, incorporamos El Camino a la Capilla del Cambio. Nos convertimos en pastores de habla española y, en consecuencia, servimos como pastores asociados. Mi vida estaba en un buen lugar haciendo el ministerio con mi esposo. Lo que más amábamos era amar a Dios y amar a su pueblo.

Dos meses antes de nuestro 30 aniversario de bodas, mi corazón se rompió el 12 de abril de 2022, cuando tuve que conducir hasta el hospital con mi hija Cassandra y presenciar el corazón de mi esposo funcionando al 11%. Me gustaría creer que de alguna manera Dios me dio el privilegio de llevarlo a su hogar celestial. ¿Crees que fue una coincidencia que yo estuviera programada para predicar esa semana exacta? Yo creo que no. Una de las frases que Jesús pronunció en la cruz fue “En tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46). Consideré como un honor poder decirle esas palabras a Dios en nombre de Benny.

«¿Qué haces cuando sientes que tu mundo se está desmoronando y cuando las cosas no tienen sentido en tu cabeza?»

Aspectos de la oración

¿Por qué la oración es una fuente de gracia, esperanza y sanación? Esta no es una enseñanza en oración, es más bien mi experiencia en oración. ¿Qué haces cuando sientes que tu mundo se está desmoronando y cuando las cosas no tienen sentido en tu cabeza?

Benny fue un excelente esposo, padre, maestro, pastor y amigo. Desde 2017 tengo en mi billetera una ficha con este versículo: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre” (Mateo 7:7–8).

Benny tenía una fuerte vida de oración. No importaba por lo que estuviera pasando, siempre oraba por la mañana. Fue disciplinado para leer también la Palabra de Dios diariamente. Como no teníamos mucho, tuvimos que depender de la oración a lo largo de nuestra vida ministerial para ser guiados como padres y pastores. Nos guio a través de la oración. Ahora tenía que creer en mi corazón lo que había predicado durante años a otros. Estos aspectos de la oración me han animado a compartir:

Pide y se te dará.

Jesús estaba dando el sermón del monte a sus discípulos. Dios ya sabe lo que necesitamos. ¿Por qué preguntar entonces? Me invitó a pedir ser testigo de su gracia, esperanza y sanidad.

Le dije a Dios: “No sé cómo nos llevarás a mí y a mis hijos a través de esta pérdida devastadora, Señor”, pero Tú dijiste: “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido” (Salmo 34:18).

Sólo te pido, Señor, que me des la fuerza para vivir un día a la vez.

«¿Qué hago después de haberle pedido a Dios sanidad y la sanación no ocurrió como había anticipado, pero la sanidad ocurrió en la transición de mi esposo al cielo?»

Quedé asombrada al ver cómo Dios me estaba dando lo que pedía cada día. El primer mes después del fallecimiento de mi esposo, no tenía energía física para levantarme. Sin embargo, el Señor había presionado mi corazón para que me levantara y comiera, y Él haría el resto. Efectivamente, Él me encontró donde estaba. Hubo días en los que no tenía energía para orar, pero le pedí a la pastora Katherine de Dallas que orara conmigo sabiendo que necesitaba ayuda. Sus oraciones me ayudaron a salir adelante. Esa fue una estrategia que Dios me dio para apoyarme cuando no tenía energía para orar. ¿Qué hago después de haberle pedido a Dios sanidad y la sanación no ocurrió como había anticipado, pero la sanidad ocurrió en la transición de mi esposo al cielo? ¿Cómo puedo reconciliar esto en mi corazón?

En el segundo aspecto de la oración, esto es lo que recibí. Jesús dijo lo siguiente a sus discípulos:

Busca y encontrarás.

Jesús estaba enseñando a sus discípulos cuánto se deleitaba el Padre en que vinieran a él.

En el libro “Discipleship Ecosystem [Ecosistema de discipulado]” del pastor Denny Wayman, leí sobre disciplinas espirituales: oración, meditación, sumisión, servicio, adoración y estudio.

Estos habían sido mis hábitos diarios (y los de mi marido) durante muchos años. Ahora con mi esposo en el cielo, ¿qué debía hacer? Regresé buscando qué hicieron otros hombres y mujeres de Dios cuando no se salieron con la suya o no entendieron sus circunstancias presentes. Abraham pasó muchos años sin hijos. Ana también tuvo dificultades para tener un hijo. José fue arrojado al hoyo y Job me sorprendió cuando dijo: “Te has vuelto cruel conmigo” (Job 30:21 RVR1995). Estos hombres y mujeres sintieron el dolor en su humanidad, pero todos llegaron a comprender que Dios era soberano y que nuestra voluntad debe alinearse con la suya. Su voluntad es “buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2). Esto me lleva al tercer aspecto de la oración:

Llama y se te abrirá la puerta.

“busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, se le abre.” (Mateo 7:7b-8).

«La gracia está ahí si la pides y si la buscas».

Aquí es donde tuve que confiar en Él, creyendo que de alguna manera Jesús iba a hacer lo que había dicho que haría. Experimenté tanta paz desde el funeral de Benny. Dios nos dio a mis hijos y a mí una paz que realmente sobrepasó todo entendimiento. Me di cuenta de que hay una gracia dada a quienes la necesitan. Esa gracia es la misma gracia que Daniel experimentó en el foso de los leones. Es la gracia que se te concede cuando no puedes afrontar la vida con tus propias fuerzas. La gracia está ahí si la pides y si la buscas.

Dios me dio esta palabra: “Tenemos esta esperanza como ancla para el alma, firme y segura”. ¿Quién o qué es esta esperanza? Jesús. Él es mi ancla para mi alma, segura y protegida. Cuando hice tirolesa en un retiro de mujeres, había una cuerda en la que confiar al saltar en el aire, y se necesita fe en la pequeña cuerda para sostenerte. Bueno, se necesita fe en que Jesús te sostendrá cuando saltes en la vida, y no estás seguro de si Él hará lo que has leído que hará.

La buena noticia es que la oración me ha permitido confiar en Él y, en consecuencia, la esperanza en Él ha aumentado y la sanación en mi corazón ha tenido lugar a medida que mi iglesia local, Capilla del Cambio, nos ha amado y caminado con nosotros. Puedo decir con toda honestidad y fe que no sé lo que me deparará el mañana, pero una cosa que sé con certeza es que hoy estoy experimentando la bondad del Señor en la tierra de los vivos. Algunas personas esperan hasta llegar al otro lado para testificar. Quiero compartir mientras voy por este valle.

¡Sé que mi Redentor vive! Te animo hoy. Dios está ahí para sostenerte mientras caminas este viaje llamado vida en oración.

«La oración es una fuente de gracia, esperanza y curación».

El Dr. Brad Kelle me recordó en una clase en la Escuela de Ministerio Aldersgate que antes de Jeremias 29:11, estaba Jeremías 29:10. Es grandioso saber que Dios tiene esta promesa, “‘Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, ‘planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza’” (29:11). Es importante señalar que el proceso podría requerir algo de dolor como el que sintieron los israelitas en Babilonia cuando atravesaban dificultades. Jeremías 29:10 dice: “Cuando a Babilonia se le hayan cumplido los setenta años…Es decir, el proceso duró 70 años. Dios nos da forma y nos moldea en el proceso. La oración es una fuente de gracia, esperanza y curación. No podemos comprarlo. No podemos fabricarlo. Es un regalo dado por Dios para manejar la vida y alinear nuestra voluntad con la Suya.

Esta es mi oración: “Por eso, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, vivan ahora en él, arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se les enseñó y llenos de gratitud” (Colosenses 2:6-7).

Estoy agradecida por los 33 años que Dios me permitió tener el mejor compañero en la vida y en el ministerio. Mi compañero de oración, mi esposo y pastor, Benny López, fue un modelo para nuestra familia de una vida de oración. Cassandra, Benjamin y Rebecca, sus hijos, están viviendo su legado espiritual. Dios es un buen Padre.