Siguiendo a los pastores

Por Kristen Bennett Marble

Imagínate leer el relato del nacimiento de Jesús en Lucas 2 por primera vez. Imagínate no conocer la historia, no conocer a los personajes principales, no saber cómo se desarrollará la historia. Imagínate llegar al texto con ojos nuevos.

Lucas dedica sólo dos versículos breves y concisos al nacimiento real de Jesús: “y mientras estaban allí se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada” (Lucas 2:6-7). En comparación, Lucas dedica cinco versículos a describir la inscripción de impuestos de César Augusto (Lucas 2:1–5) y los pastores reciben la atención central de Lucas con trece versículos (Lucas 2:8–20).

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«La gloria de Dios y las buenas nuevas guían nuestra peregrinación y pasión».

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Podríamos racionalizar que los dos primeros capítulos completos de Lucas describen el nacimiento de Jesús, y que el proceso real del nacimiento realmente no necesita recibir atención detallada. Pero no deja de ser curioso; me lleva a concentrarme en los pastores que reciben las mayores pulgadas de columna en Lucas 2. Y salgo de la descripción detallada de Lucas de los pastores con un llamado renovado al discipulado, e incluso un modelo de dos partes para él.

Parte uno: Dios muestra la gloria de Dios (Lucas 2:9, 13–14) y declara las buenas nuevas de Dios (Lucas 2:10–12).

La segunda parte: Los pastores responden a la gloria y las buenas nuevas de Dios con una peregrinación para confirmar (Lucas 2:15-16) y luego proclamarlas con pasión (Lucas 2:17-20).

La gloria de Dios y las buenas nuevas guían nuestra peregrinación y pasión. Vemos esto modelado una y otra vez a lo largo de las Escrituras. Moisés, Juan el Bautista, Pablo. María de Magdala, Lidia, Febe. ¿Y quizás también tú?

¿Cuándo has experimentado recientemente la gloria y las buenas nuevas de Dios? es sorprendente, hacerlo no requiere que hagamos nada extraordinario ni que viajemos a un lugar único. De hecho, los pastores, al igual que Moisés, simplemente estaban realizando sus trabajos normales y Dios apareció de manera extravagante. Puede que no veamos ángeles (¡que sepamos!) ni zarzas ardiendo, pero la gloria de Dios y las buenas nuevas nos rodean. ¿Puedes percibirlo?

Y cuando percibes la gloria y las buenas nuevas de Dios, ¿cuál es tu respuesta?

Puede resultar tentador, especialmente en temporadas de mucha actividad, responder sólo con momentos privados de gratitud y adoración. Para no llamar la atención. No perseguir nada más. Renunciar a la peregrinación y minimizar la pasión.

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«Tal vez en esta temporada también podamos desafiarnos a vivir, adorar y proclamar como los pastores».

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Pero los pastores nos recuerdan que la gloria de Dios y las buenas nuevas exigen una respuesta. ¿Cuándo fue la última vez que declaraste: “Vayamos ahora mismo a… ver qué pasó? ¿Confirmemos lo que el Señor nos ha revelado”? Y cuando lo hayas confirmado, ¿cómo “corres la voz” de una manera que “sorprende”?

En esta temporada navideña, miremos con nuevos ojos el relato de Lucas. Sigamos el modelo de discipulado de dos partes de los pastores: experimentar la gloria de Dios y las buenas nuevas y responder con nuestra peregrinación y pasión. Si bien continuaremos mirando a Jesús, tal vez en esta temporada también podamos desafiarnos a vivir, adorar y proclamar como los pastores.

¿Cómo es la peregrinación en tu vida hoy?

Oración:

Señor Jesús, te damos gracias porque viniste a vivir, enseñar y ministrar entre nosotros. Y te damos gracias por la fiel respuesta de los pastores que, sin dudarlo, fueron rápidamente y regresaron glorificando y alabando. Enséñanos a ser como los pastores— abrazar la peregrinación y llenarnos de pasión. Derribar las barreras que nos mantienen estancados y desapasionados. En el nombre de Jesús. Amén.

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