Muéstrame el Camino (Santo)

por Jeff Finley

Frank Sinatra cantaba la famosa canción “A mi Manera”. Ese sentimiento no desapareció con el Rat Pack.Un nuevo artículo del Times, de Nueva York promueve “El Valor de Tratar de Hacer las Cosas a Tu Propia Manera”. Los títulos de libros de Amazon incluyen: “Lo haré a Mi Manera”, “Como Hacerlo a Tu Manera en los Negocios y en la Vida” y “Cómo Ganar Cualquier Argumento y Hacerlo a Tu Manera”. 

La inconformidad es buena en ocasiones. Antes de poner demasiada fe en tu propia manera o camino, sin embargo, debemos recordar que: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte” (Proverbios 14:12). 

Isaías 35:8 habla de manera diferente: “Habrá allí una calzada que será llamada Camino de santidad. No viajarán por ella los impuros, ni transitarán por ella los necios; será solo para los que siguen el camino”.

Tiene sentido entonces que el primer valor en El Estilo Metodista Libre sea Santidad Vivificante. Como lo explican nuestros obispos: “El llamado de Dios a la santidad nunca pretendió ser una carga, sino un regalo que nos libera para la vida que es realmente vida al liberarnos del poder destructivo del pecado”. 

¿Por qué debíamos seguir la santidad cuando somos pecadores en las manos de un Dios santo cuya pureza y singularidad nunca podemos igualar? Después de todo, según Éxodo 15:11: ¿Quién, Señor,  se te compara entre los dioses? ¿Quién se te compara en grandeza y santidad? Tú, hacedor de maravillas, nos impresionas con tus portentos”. 

Bueno, no hay nadie como Dios, pero hay nuevas y buenas noticias. Ahora podemos recibir “el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). En las palabras de los obispos: “Todos los que han nacido de nuevo son hechos justos delante de Dios por la obra consumada de Jesucristo, y llamada la experiencia de la plenitud de la presencia del Espíritu Santo. Perdonados y llenos, afrontamos la vida con confianza de que somos aceptables delante de Dios, incluso mientras Él sigue transformando nuestro carácter y conducta para hacernos más y más como Jesús. La santidad vivificante, entones, es el fruto de la total rendición al señorío de Dios sobre cada aspecto de nuestras vidas., estableciendo en nosotros el amor que es verdadero amor”. 

Como lo hemos tratado en otros artículos de Luz y Vida (en especial por el artículo de EresML, de la Ejecutiva General de Tesoros Celestiales, Kathy Gaulton), generaciones pasadas de Metodistas Libres algunas veces, equivocadamente han seguido reglas para la santidad. Nuestros obispos confían en que los Metodistas Libres de hoy eviten una confusión similar: “Abandonando el legalismo que una vez siguió de obstáculo a nuestro movimiento. El Estilo Metodista Libre invita a cada creyente a aceptar la obra transformadora del Espíritu Santo que nos empodera para amar y servir a Dios y a las personas en gozosa obediencia”.

La discusión de la santidad al parecer ha dejado de ser algo atractivo entre algunos cristianos. Por fortuna otros están ayudando a reclamar (y cantar) las palabras de la escritora Metodista de himnos Lelia Morris:“Santidad al Señor” es nuestro grito y canción de alarma”. Uno es el equipo detrás del Proyecto Bíblico cuyo video de YouTube “Santidad”, ha sido visitado más de 3 millones de veces. Alguien más es Miriam Swanson, la líder estudiantil global de misiones para Fusion Movement, quien ayuda a jóvenes en su natal Inglaterra y en los Estados Unidos a abrazar el camino de la santidad. Algunos lectores pueden haber oído su poderoso mensaje en el escenario principal de la Conferencia New Room. Yo fui especialmente bendecido hace unos dos años cuando asistí al taller de New Room que ella y el anterior Obispo Metodista Libre Kevin W. Mannoia, fundador y presidente de la Conexión Wesleyana de Santidad, dirigieron. Luz y Vida es bendecida por la Obispa Linda J. Adams, uno de los autores del Estilo Metodista Libre. 

No tenemos que ir muy lejos para ver la necesidad desesperada de santidad vivificante en 2021. La letra del himno de Morris sigue siendo tan relevante hoy como lo fue cuando se publicó por primera vez en 1900: “’Llamado a santidad’ ¡alaba su santo nombre! Este bendito secreto a la fe ahora puesto en palabras sencillas, no nuestra propia justicia, sino la interior, de Cristo, viviendo y reinando, y salvando de pecado.

+