Kevin W. Mannoia

Kevin W. Mannoia

Kevin W. Mannoia, Ph.D., es el fundador y presidente de la Conexión de Santidad Wesleyana. Anteriormente actuó como uno de los obispos de la Iglesia Metodista Libre, presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos, y capellán y decano de teología en la Universidad de Azusa Pacific

por Kevin W. Mannoia

Tuve el privilegio de llevar ocasionalmente a mis hijos a la escuela cuando eran pequeños. Antes de que bajaran del auto, algunas veces preguntaba: “¿Cuál es tu apellido?”

Papá: Tú conoces mi apellido”. Respondían. 

Yo insistía:” ¿Cuál es tu apellido?

Con una mirada de impaciencia, o un suspiro, decían: “Mannoia”.

“¡Bien!” Jamás lo olviden”. Y Salían corriendo para otro día de clases.

Aunque para ellos pudo parecer como un ejercicio fútil, yo sabía que cada vez que ellos pronunciaran su nombre, se fijarían en mis hijos los valores y fundamentos que les dieran seguridad a sus vidas. En mi pregunta estaba implícito el recordatorio de que ellos pertenecían a una familia, y que su familia estaba allí para algo que les serviría de ayuda en el curso cada día. Si recibían un halago, su nombre les recordaría que debían seguir siendo humildes. Si eran ignorados, sabían que eran amados y conectados. Si se sentían avergonzados o se burlaban de ellos, sabían de dónde venía su valor. Si eran acosados, su identidad estaba segura. Si se les pidió que hicieran algo fuera de lugar, su respuesta fue más fácil. De vez en cuando, después de una experiencia particularmente desafiante, pasábamos tiempo en la mesa del comedor recordando ese nombre que los anclaba.

En medio de enormes corrientes culturales, las iglesias enfrentan demandas de ajustarse a estándares que pueden socavar fácilmente su identidad central. Sea por iniciativas políticas, presiones económicas, giros políticos, o incluso la necesidad de mantener una línea financiera fuerte, estas presiones se disputan el alma de la iglesia. Sin una identidad fuerte, es fácil conformarnos o ponernos a la defensiva. La búsqueda de la identidad institucional nunca ha sido más importante. Para las iglesias, las universidades y denominaciones cristianas, que se afirman en una corriente espiritual que les da significado, valor, sentido de pertenencia, y un escenario en el cuál enfrentar todo lo que se venga encima.

Imaginemos un gran sistema de ríos. Siempre está en movimiento, y llevando vida en todas las partes en las que fluye. Este es el río de Dios en el mundo. Este río tiene un propósito vivificador en las calles de ciudades quebrantadas, torres de marfil de la academia, cubículos de personas que trabajan todos los días, comunidades pobres y ricas por igual. No hay ninguna fisura de la vida humana en donde el río no tenga efecto. El pueblo de Dios se integra por aquellos que han decidido sumergirse en su fluir. Se convierte en el reflejo diverso de Dios en todos los lugares desérticos del mundo. Como resultado, las vidas son restauradas, los sistemas son redimidos, y toda la creación es renovada. 

El río de Dios es como otros ríos. Tiene muchos corrientes o arroyos que reflejan la diversidad de la obra de Dios en el mundo. Juntos, forman todo el sistema del río. Una corriente no es mejor que las otras, pero todas son diferentes. Algunas fluyen rápidamente por terrenos pedregosos de conflicto y lucha con rápidos de aguas espumosas. Otras serpentean a través de praderas en un tranquilo discurrir. Algunas tienen curvas que responden a eventos y

necesidades humanas cambiantes; otras corren más bien en línea recta. Juntos, forman la totalidad y diversidad del río de Dios — la iglesia.

Una de estas corrientes se llama la corriente de la Santidad Wesleyana en la que la Iglesia Metodista Libre nació, se formó, y prospera. Nosotros trazamos nuestra herencia de la iglesia primitiva a través de la Iglesia Católica Romana, y los movimientos, anglicano y Metodista. Más recientemente, nuestra teología Wesleyana encontró su expresión en un énfasis sobre la vida recta y el compromiso social en el movimiento de Santidad. Hubo ocasiones en las que nos olvidamos quiénes éramos y nos distrajimos, de alguna manera perdíamos el rumbo con la inacción y el legalismo. A mediados del siglo 20, por ejemplo, cuando el pueblo de Santidad de ordinario se involucraba en cuestiones de justicia según se reflejaban en el movimiento de los derechos humanos, muchos en nuestra corriente se mostraban notablemente silenciosos. Un valor central de nuestra identidad de origen que se forjó en los esfuerzos abolicionistas del siglo 19 fue silenciado y remplazado por un legalismo exacerbado mientras sufríamos de una debilitante amnesia. Afortunadamente, esta corriente de la iglesia, incluido el pueblo llamado Metodista Libre, no lo olvida. 

El movimiento de Santidad produjo denominaciones como la Iglesia Metodista Libre, la Iglesia del Nazareno, la Iglesia Cuadrangular, la Iglesia de Dios en Cristo, y el Ejército de Salvación, entre muchas otras—cada una de ellas fundada por personas que amaban a Jesús y eran llenas de la pasión del Espíritu Santo de Dios. Esa pasión por la pureza de corazón resultó en que cambiaran los comportamientos. Las motivaciones internas del corazón eran purificadas para dedicarse por completo a Dios y a la santidad de Dios. Conformadas a la creciente naturaleza de la santidad de Dios en su interior, lanzaron iniciativas que hacían una diferencia en los temas culturales de su tiempo. El corazón de Catherine y William Booth por la rectitud se derramó hasta llegar a las calles de Londres. B. T. Roberts fue motivado a involucrarse y una manera superior de pensar que dio como resultado una nueva denominación. Roberts, junto con William Seymour, Orange Scott y otros fueron motivados a participar en los asuntos políticos y culturales de la esclavitud y la discriminación a la vez que elevaban las normas de la santidad personal. C. H. Mason, Phoebe Palmer, Phineas Bresee, Daniel Warner, Amy McPherson y otros, fueron consumidos por la necesidad de la piedad personal y salvación total por medio de Jesús. 

La Iglesia Metodista Libre rebosa de la actual influencia de esta corriente que llegua a involucrar a todas las personas con compasión, gracia, y humildad, a fin de que Cristo se refleje, y el río de Dios las vivifique. Las características de nuestro legado cristiano son útiles cuando llega el tiempo de practicar nuestro testimonio en todas las situaciones. Algunas de estas situaciones actuales son aún más complejas que hace un siglo. Recordar quiénes somos es más importante que nunca. Estas características en particular reflejan la inclinación general de la identidad de Santidad Wesleyana de la Iglesia Metodista Libre. Nuestra tendencia es… 

Centrado Más que Limitado

Llegó el tiempo de enseñar a mi hija a conducir en una autopista. Las calles de la ciudad eran una cosa, pero la autopista era algo atemorizante para ella. Cuando entramos en la rampa de entrada de la “hoja de trébol”, noté que la curva larga y amplia se convirtió en una serie de líneas rectas puntuadas por un tirón para mantener el automóvil en la rampa. Reflexioné sobre lo que estaba pasando en su cabeza. Al acercarnos a otra larga curva para salir, le dije: “Esta vez mantén tus ojos en la parte INTERNA de la curva y quédate cerca de ella”. Inicialmente, ella se resistió a la idea del temor de salirse del camino. Pero ella obedeció y procedió a salir de la autopista de una manera suave y con una ejecución impecable. Cuando entras con tu auto en torno a una larga curva, si fijas tus ojos en la orilla externa puedes pensar que pierdes el control y tiendes a irte hacia la orilla. El temor es la motivación para “mantenerte alejado” de la orilla externa. Si fijas tu vista en la orilla interna, te verás impulsado a mantenerte cerca. Somos atraídos a donde fijamos nuestros ojos. El deseo te da la libertad de remplazar el temor. Si continúas enfocado en el centro, los peligros de la orilla se desvanecerán solos. No significa que no existan, es sólo que al fijar tus ojos en el centro te impedirá violar los límites. 

Intentamos asegurarnos al centro firme de nuestra ortodoxia y legado cristianos. Al hacerlo, necesitamos menos esfuerzo para definir las restricciones o límites. Estos límites pueden tomar la forma de temas teológicos, políticos o sociales, Este enfoque centralizado resulta en alguna diversidad de opinión e incluso áreas desordenadas y grises de teología, política, y temas sociales. Sea sobre principios económicos, preferencias políticas, involucramiento en conversación LGBTQ, discriminación ética, inmigración, o cualquier otro tema cultural importante, habrá diversidad entre nosotros. Sin embargo, la pasión por la santidad centrada de Dios crece para dominar el miedo de violar los límites y lo reemplaza con la libertad de encontrar la unidad juntos en el camino de traer la naturaleza santa de Dios a la mezcla. 

Relacional Más que Proposicional

Si te enfrentas a una declaración proposicional, es probable que dependas principalmente de tus habilidades analíticas para probar la proposición. “Todos los gatos corren hacia el este los martes en la tarde”. Dices: “Mannoia debe estar fuera de sí para sugerir una cosa así”. Comienzas con dudas y luego examinas la proposición de manera analítica. Lo estudias y lo pruebas para ver si es realmente cierto. Su objetivo es determinar el cumplimiento y la precisión. Pero, cuando conoces gente nueva, confías en las habilidades relacionales para conocerlos. “Quiero conocer mejor a Susana”. Comienzas con el deseo de conocerla y luego hablas, preguntas, y pasas tiempo con ella. Al hacer preguntas, admites que no la conoces; la invitas a tomar un café juntos, un almuerzo. Se relacionan y conviven. Incluso compartes algo sobre ti como una manera de relacionarte con ella. Al conocer más a Susana, eres más relacional en tu acercamiento. Tu objetivo es conocerla como te haces conocido.

Nos relacionamos de manera diferente a las personas que lo que lo hacemos con una proposición o doctrina. Fundamentalmente, vemos la verdad realmente no como una proposición, sino como una persona — Jesús. Eso es lo que le da forma a la manera en que llevamos la verdad del evangelio al mundo. La Iglesia Metdodista Libre siempre verá a las personas como portadores de una imagen en lugar de que representen una posición social o política. Deseamos relacionarnos con ellos, aunque piensen de manera diferente sobre temas importantes. Estas diferencias no son una amenaza para nuestra identidad bien fundamentada y enfocada. En nuestro involucramiento con la cultura y las comunidades, incluso aquellas que son diferentes a la nuestra, lideramos con la naturaleza relacional en el entendido de que esa salvación es una proximidad inherentemente relacional con Dios por medio de Jesús.

Descriptiva Más que Prescriptiva

Una prescripción en una fórmula que se aplicará con el fin de resolver un problema. Una descripción viene sólo después de una experiencia. Cuando escribes en tu diario, usualmente estás describiendo lo que sucedió en tu vida y cómo fuiste afectado por ella. Cuando prescribes un curso de conducta o expectativa de pensamiento, estás estableciendo objetivos qué alcanzar por medio del esfuerzo personal. Wesley no escribió un libro sobre sistemas de teología. Él escribió un diario. Por ejemplo, en 1738 escribió: “ . . . sentí en mi corazón un calor extraño. Sentí que confiaba en Cristo, solo en Cristo para salvación, y me fue dada una seguridad …” Él experimentó a Dios en el tiempo y el camino de Dios. Luego escribió sobre ello, formando su entendimiento de Dios como resultado. Por supuesto, lo estudiamos. Sin embargo, permitimos que los misterios de Dios lleguen a nosotros por medio del reflejo en las Escrituras que ilumina nuestro pensamiento, se forma por nuestra tradición, e informa a nuestra experiencia. Cuando nos anclamos a una relación centrada con Cristo por medio de la Palabra de Dios, las experiencias confrontacionales se vuelven posibilidades de experimentar y ver a Dios en acción. Esta es un peregrinaje de toda la vida para descubrir y llegar a ser completos. Podrá haber incertidumbre a lo largo del camino, pero confiamos en las seguridades de que los principiois de Dios y los propósitos de Su Palabra no fallarán. 

Estas características representan una inclinación, no extremos categóricos. Recibir el reino, especialmente en el legado de la corriente de la Santidad Wesleyana, significa que existen elementos de ambos extremos de un espectro de la fe cristiana. Definir el grado de que esa inclinación siempre está fluyendo, y contribuye a las conversaciones vivificantes. Aunque esto nos puede impedir comprometernos con documentos que intentan definir posiciones de un lindero, podemos participar con una agradable confianza, porque seguimos anclados y arraigados profundamente como enfocados en Cristo, los cristianos que creemos en la Biblia enamorados de Dios. A donde quiera que vamos, llevamos vida. 

Al permanecer en la rica tradición de nuestra corriente de Santidad Wesleyana, la Iglesia Metodista Libre se involucra confiadamente en los principales y grandes cambios que nos rodean. Esta corriente se inclina a la misión de llevar esperanza de la salvación de Dios en las circunstancias reales de la vida. Es una manifestación de la llenura del Espíritu que enfatiza la transformación personal y la participación social. No nos vamos a aislar. La esperanza de la plenitud de Dios puede restaurar cada corazón humano, lo mismo que cada influencia cultural. El reflejo de la naturaleza santa de Dios nos impulsa a tomar parte en las luchas verdaderas a nuestro derredor con compasión y defensa. Al hacerlo, practicamos nuestra identidad como Metodistas Libres. Hay significado y confianza que viene de nuestra identidad. ¡Recuerda cómo te llamas!

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Kevin W. Mannoia

Kevin W. Mannoia

Kevin W. Mannoia, Ph.D., es el fundador y presidente de la Conexión de Santidad Wesleyana. Anteriormente actuó como uno de los obispos de la Iglesia Metodista Libre, presidente de la Asociación Nacional de Evangélicos, y capellán y decano de teología en la Universidad de Azusa Pacific