Jeff Finley
Editor Ejecutivo de Luz y Vida
Jeff Finley es el editor ejecutivo de la revisa. Se unió al equipo de Luz y Vida en el 2011 después de una docena de años reportando y editando para Sun-Times Media. Es miembro de la Iglesia Metodista Libre John Wesley en donde su esposa, Jen, sirve como pastora líder.
por Jeff Finley
Nadie ha escapado totalmente a las dificultades del 2020, pero Larry Lyons en especial ha experimentado desafíos intensos y tiempos de dolor y pérdida durante la pandemia.
Primero, a principios de marzo contrajo COVID-19, pero inicialmente no sabía lo que tenía debido a que sólo experimentó ligeros síntomas como pérdida del sabor, del gusto y del olor, que no habían sido asociados públicamente con el virus.
Luego el número de pacientes de coronavirus se incrementó dramáticamente en St. Mary Mercy Livonia, el hospital de Michigan donde Lyons – un presbítero Metodista Libre y miembro del Comité Ejecutivo de Capellanes – de la denominación, sirve como encargado de cuidados espirituales.
“El hospital realmente explotó el 24 de mayo”, dijo Lyons, quien experimentó una explosión personal durante los siguientes dos días.
“Recibí una llamada de que mi madre [residente de una institución de vida asistida en Chelsea, Michigan] estaba siendo trasladada al hospital. Por supuesto, ella había estado en confinamiento desde el 13 de marzo”, recordó Lyons, quien después de recibir la llamada acerca de su madre, de inmediato se puso en contacto con una doctora amiga encargada de paliativos que vive en Chelsea. “Ella me llevó al hospital Chelsea y estuve con mi madre, sosteniéndole la mano, cantando himnos con ella. La pusimos en el hospicio allí mismo, y falleció al siguiente día”.
Una prueba confirmó que su madre, Lois Marie Lehtinen, murió a causa del COVID-19. Lyons está agradecido de que tuvo la oportunidad de estar con su madre a la hora de su partida.
“Pudimos estar con ella – mi hermana y yo. Por supuesto, nosotros usábamos nuestro equipo personal de protección. … Tuvimos que llevar al resto de nuestra familia por medio de Face Time (visita por medio de video)”, dijo: “Nunca me imaginé que eso es lo que haría al pasar los dos meses siguientes con otras familias”.
El hospital de Lyons y el área circundante pronto emergieron como el frente de Upper Midwest en la batalla en contra del coronavirus.
“Nos encontramos en el oeste del Condado de Wayne, que es donde se localiza la ciudad de Detroit”, dijo Lyons: “Detroit era un punto de contagio. El hospital fue muy impactado por el COVID, de modo que pasé los siguientes dos meses con pacientes de COVID, que fueron muriendo. Las familias que hacían visitas por medio de video. Que no podían o no acudieron al lado de la cama a causa del COVID, y todo fue demasiado abrumador”.
Al final el hospital recibió una visita de la Dra. Deborah Birx, la coordinadora de proximidad para la Fuerza de Tarea de la Casa Blanca para el Coronavirus, quien agradeció los esfuerzos de luchar en contra del virus y la prevención de más contagios. Lyons dijo que los empleados del hospital se sintieron honrados por la visita.
“Por mucho, estuvimos en el mapa como uno de los lugares con más contagios. Hay una razón para que ella estuviera allí, dijo Lyons. “En cierto momento, en nuestro hospital de 300 camas, en su mayor parte estaban ocupadas por pacientes COVID”.
La ciudad de Livonia reportó más de 180 fallecimientos de pacientes por COVID-19 hasta el 20 de noviembre.
Lyons dijo que él y otros capellanes “trataron de crear un ritual” mientras “trataban de estar presentes y trasladar los cuerpos de los fallecidos de manera respetuosa”.
Según reportes, el hospital tenía más pacientes de coronavirus que cualquier otro en la región del St. Joseph Mercy, del sistema Trinity Healt,
Pudimos ofrecer un ritual para la morgue temporal que pareció servir para que los capellanes y demás personal resistieran en medio de aquel tiempo tan devastador.”, dijo Lyons: “Sabiendo que estaban muriendo muchas personas, los capellanes también se sentían muy abrumados. No podíamos estar con todos. Podíamos atender de 12 a 14 fallecimientos al día en el pico más alto. Era físicamente imposible. El personal de primera línea, las enfermeras, llevaban esta carga y hacían cosas que normalmente no les correspondía. Realmente todo esto nos rompía el corazón.
Los capellanes trataban de estar presentes en los cambios de turno para apoyar al personal del hospital. Los continuos desafíos incluyeron una falta de tiempo de recuperación para el personal y posibles casos de estrés postraumático desde la primera ola del virus. El convento Católico Romano local, que fundó el hospital, no escapó al brote.
“Treinta de nuestras hermanas Felicianas, murieron”, dijo Lyons.
La Prensa Libre de Detroit reportó que las 30 monjas de Livonia se enfermaron con el coronavirus. Según el Reportero Católico Nacional del Reporte Global Sisters, “las 13 Felicianas que perdió Livonia puede ser la peor pérdida de vidas de una comunidad de mujeres religiosas desde la pandemia de influenza de 1918”.
Lyons expresó su gratitud sobre cómo los miembros de las familias de los pacientes lo trataron a él y otros miembros del personal durante estas difíciles condiciones. Algunos familiares recibían permiso de estar con los pacientes, pero muchos tenían que mantenerse a distancia y conectarse con los pacientes de manera virtual.
“Tratábamos de estar listos para el Face Time o el video para que los familiares estuvieran presentes. … La resiliencia de las familias en la pandemia era asombrosa. Ellos estaban conscientes de que no podían estar con sus seres queridos o decidir no estar [por razones de salud o de seguridad]. Ellos sabían que esto era algo global”, dijo Lyons: ‘En cierto momento, yo estaba al teléfono con una familia desde el deceso de su ser querido, y el caballero del otro lado de la línea se detuvo y me dijo: “Larry, ¿cómo estás? … Necesito decirte que estamos orando por ti’”.
Las actitudes de las familias eran de bendición y estímulo para los capellanes.
“Yo diría, mirando retrospectivamente, parte de mi resiliencia llega en momentos de bendición”, dijo Lyons: “Yo guardo intencionalmente en mi mente estos momentos de bendición que me ayudaron con mi recuperación y resiliencia”.
Conexión y Cuidado
Lyons es egresado del Colegio Christian Central de Kansas, Universidad Greenville y Seminario Teológico Asbury.Sirvió como pastor por 16 años en la Conferencia del Sur de Michigan. – cuatro en la Iglesia Metodista Libre de Albión (ahora conocida como la Iglesia de la Reclamación), y 12 en la Iglesia Metodista Libre de Chelsea.
Hace diez años, comenzó su proceso de educación clínica pastoral con siete unidades de educación clínica pastoral y luego dos residencias de un año en Mercy Health – St. Vincent Medical Center en Toledo, Ohio, y luego asumió como gerente de atención espiritual en el hospital en Monroe, Michigan. Comenzó a trabajar en St. Mary Mercy Livonia en 2016.
Durante la última década, ha encontrado “apoyo y estímulo por medio de las reuniones de capellanes Metodistas Libres”. Él les da el crédito a los directores anteriores y actuales de los ministerios de capellanía por ayudarlo a seguir conectado.
“Salir apropiadamente de la iglesia para entrar a la capellanía no es fácil. Pierdes gran cantidad de conexiones, pero gracias al Señor, hay personas como Rex y Louise Carpenter y ahora Tim y Patricia Porter, quienes están allí como personas de apoyo primario y conexión”, dijo Lyons, quien también dirigió algunas reuniones Metodistas Libres de entrenamiento de capellanes “para corresponder y dar alguna enseñanza”.
Lyons también trabaja fuera de las líneas denominaciones. Los siete capellanes de tiempo completo de St, Mary Mercy Livonia incluyen a dos sacerdotes católicos y cinco ministros protestantes de varias denominaciones, y el hospital sirve como base para los residentes e internos de la Clínica de Educación Pastoral (CPE, por sus siglas en inglés).
“En nuestro hospital, somos bendecidos. Hacemos visitas proactivas. Podemos ver de 600 a 800 personas a la semana. Vemos a todos los pacientes”, dijo Lyons: “Ser parte de un hospital que se basa en una fe es algo hermoso. No nos recargamos en nuestro asiento para esperar”.
Lyons dijo que los capellanes “reciben una muy calurosa recepción” entre los pacientes “de todas las clases de fe, incluso de los que son ateos”. Sin importar su trasfondo y creencias, los pacientes todos comparten las necesidades humanas básicas y necesitan ser escuchados y amados.
“¿Cuando fue la última vez que alguien te escuchó sólo porque te quería escuchar, y no porque quería contarte su propia historia, pero estaba totalmente presente?” dijo Lyons. “Las personas quieren eso, y necesitan eso, y allí es donde los capellanes intervienen, lo que nos proporciona una vía para hacer toda esa evaluación espiritual”.
Un paciente en sus 80, de momento declinó el ofrecimiento de Lyons de orar por él, porque, dijo: “No creo que la oración sirva de nada”. Lyons le preguntó por qué, y el hombre dijo que había sido un piloto de combate en la Guerra de Corea. Lyons recordó: “Luego me contó su historia – posiblemente la contaba por primera vez – y, al final de una visita algo larga, se me quedó viendo con una sonrisa, y dijo: ‘Pensándolo bien, creo que después de todo aceptaré esa oración’”.
Sufriendo con Otros
Un paciente con ALS se veía aterrado cuando Lyons entró en su cuarto. El hombre era ateo, pero con lágrimas se abrió ante Lyons acerca de la historia de su vida y su aflicción.
“Creo que cada uno de nosotros tiene algo que lo aflige”, dijo Lyons: “Esa es otra necesidad humana básica, y los capellanes vienen y escuchan, una presencia sin ansiedades que provee ese apoyo. Es maravilloso a dónde pueden ir las personas cuando quieres escuchar”.
A pesar de la instrucción de Romanos 12:15, a algunos pastores y otros cristianos les desagrada estar en presencia de personas que sufren.
“Desde la perspectiva de un capellán, una de las cosas que la iglesia no hará muy bien es lamentarse con los que se lamentan y llorar con los que lloran”, dijo Lyons: “No permitimos que las personas pasen mucho tiempo en el Jardín de Getsemaní. Como que los forzamos al Domingo de Resurrección, y no es fácil estar son personas en medio del dolor”.+
Jeff Finley
Light+Life Executive Editor
Jeff Finley es el editor ejecutivo de la revisa. Se unió al equipo de Luz y Vida en el 2011 después de una docena de años reportando y editando para Sun-Times Media. Es miembro de la Iglesia Metodista Libre John Wesley en donde su esposa, Jen, sirve como pastora líder.