Susan B. Cella

Susan B. Cella

Susan B. Cella es una residente de Los Ángeles, comprometida a comunicar creativamente para la gloria de Dios en sus áreas de los dones: drama, ánimo, oración, enseñanza y hospitalidad. Actualmente ella está desarrollando una coalición de orar-caminando para restaurar todos los hogares a Jesucristo. Ella es miembro de la Iglesia Metodista Libre de Venice, que es parte de la Conferencia Japonesa de la Costa del Pacífico.

por Susan B. Cella

¿Cuándo fue la última vez que recibiste una tarjeta en tu buzón?

No, no se trata del buzón de tu computadora. Estamos hablando de escritura a mano, pluma y papel, dentro de un sobre con estampilla en uno de sus extremos—¡no un cobro o publicidad! ¿ ¿Fue una cariñosa tarjeta personal, el mejor y más “brillante” tipo de correo, lo que hizo que tu alma sonriera?

Necesitamos recuperar esta forma artística de comunicación –especialmente ahora que nos quedamos en casa y buscamos maneras de “animarnos unos a otros y nos edificamos unos a otros” (1 Tesalonicenses 5:11). Los valores y estilos de vida han cambiado junto con incontables aspectos de la vida hogareña. Muchos se habían ido antes de la pandemia.  Ahora, atorados en casa, muchos de nosotros vemos lo vacío que están nuestros hogares y nuestras almas.

En Hebreos 10:24-25 se nos dice: “Preocupándonos… de estimularnos al amor y a las buenas obras”. Mientras que “congregarnos” puede no ser posible por el momento, las tarjetas nos permiten acatar la instrucción del pasaje, de “animarnos unos a otros”. Las tarjetas de saludos pueden ser un tónico agradable, dándonos una probadita de la comunidad que tanto anhelamos. Tanto el remitente como el destinatario reciben una gota de edificación como que “el que reanima será reanimado (Proverbios 11:25).

Aquí ofrecemos cómo extraer esto del sueño y llevarlo a la corriente de los hechos. Tú puedes comprar una caja de tarjetas, o puedes crear tu propia tarjeta.

Comprar una tarjeta puede ser un deporte. Yo tuve una hermosa amiga de cabello blanco, Anna, quien era una maestra en encontrar exactamente la tarjeta correcta. La extraño sobremanera, pues falleció recientemente. Extraño sus tarjetas también (y muchos de los deliciosos días de esperarlas antes de los cumpleaños y Navidades). Anna era compradora de una sola tarjeta en una gloriosa cacería de tesoros. Una vez me dijo, con una gran sonrisa, cómo disfrutaba la búsqueda, hasta el momento en que decía con un chasquido de dedos: “¡Eso es! ¡Perfecto!

Tú puedes hacer planes anticipados para buscar muchas tarjetas sobre el mismo viaje, o, especialmente en tiempos de pandemia, en línea. O puedes comprar un par de cajas de tarjetas. Yo tengo a la mano una caja con tarjetas en blanco y una caja de temas de ocasión variados. Aunque las tarjetas con mensajes pre-impresos no siempre son tan personales como yo quisiera, puedo añadir una nota personal manuscrita, y no necesito salir corriendo a comprar una tarjeta si el tiempo es corto como en el caso de un cumpleaños casi olvidado, o una muerte repentina.

Luego viene la tarjeta que merece ser enmarcada. Tengo una amiga que puede emplear hasta seis horas en crear una tarjeta fantástica. Mis tarjetas son muy sencillas. Toman un tiempo para disfrutarlas, pero no mucho. Tengo a la mano una cantidad de tarjetas antiguas de días festivos y de cumpleaños, fotos, sellos de goma, cojinetes entintados, cuadros y reflexiones de calendarios, versículos bíblicos y otras frases de sabiduría. También tengo una cantidad de sellos de correo, cinta, pegamento, listones, tijeras, pegatinas – y la confianza de que todo lo sencillo es bueno porque estoy mandando mi amor. Me he dado cuenta de que crear una tarjeta puede ser relajante y restaurador, igual que un mini retiro en un día agitado

De modo que estamos listos para empezar. Tu tarjeta te mira muy atenta desde tu escritorio. Te sientas y tomas tu pluma. ¿Qué escribes primero? Tenme confianza. Lo primero que escribes es el nombre del destinatario y su dirección en el sobre, y tu dirección de remitente en la parte superior izquierda. Luego, inmediatamente colocas el sello o estampilla en la parte superior derecha.

Hacer estas tres pequeñas cosas en primer lugar (no importa lo tedioso que puede ser encontrar la nueva dirección de tu abuela) será lo que te asegure que tu tarjeta se deposite en el correo. Dejar estos pasos para “después” puede significar que ese “después” nunca llegue –hasta que finalmente no se envíe en absoluto. Este mal momento puede impedirte que lo intentes de nuevo, mientras que una tarjeta enviada te da la satisfacción de que lo hiciste todo y expresaste tu preocupación. ¡Te hace sentir bien!

Ahora tus amables pensamientos por escrito.

Si tu tarjeta viene con un mensaje ya impreso, eso puede ser todo lo que haga falta. Añade la nota personal si es necesario. Siempre es bueno conocer a la persona a la que le escribes, amable pero directo, cómo se encuentra la relación. Para esto hay que usar el sentido común. Utilízalo confiadamente para tener claridad, luego escribe en consecuencia.

Si estás dando gracias por una primera cita para comer en un lugar agradable al aire libre (que fácilmente toma una misión de reconocimiento para localizarlo en estos tiempos), expresa gratitud sin ser demasiado efusivo(a) o imaginando que estás comprometido(a). (Puede ser tu primera y única cita si no lo manejas bien).

Reconoce la importancia de mantenerte enfocado en lo que estás escribiendo. ¿agradecimiento? ¿estímulo? ¿cumpleaños? ¿sólo un saludo? No te apartes de ello, y de la brevedad apropiada, que es la naturaleza de una tarjeta, vendrá después. (No es bueno recordarle a tu hermana en su tarjeta de cumpleaños que necesitas que te devuelva la chamarra que le prestaste).

Añade la fecha en la parte superior derecha. En la parte inferior, escribe tus saludos finales, una coma y tu nombre. “Con amor”, “Con mis calurosos saludos”, “Sinceramente tuyo”, y así, son las mejores frases elegidas, considerando cuidadosamente el tipo de conexión que tienes con la persona. “Sinceramente”, ha resistido el examen del tiempo. Cuando tengas dudas, utilízala.

Jesús nos mandó “que se amen los unos a los otros” (Juan 15:12). Enviar una tarjeta puede parecer algo insignificante para expresar nuestro amor. ¡Lo es! Pero su impacto puede parecerle como un milagro a un ser amado aislado. Además, el recipiente puede leerlo una y otra vez, y atesorarlo como un recordatorio de tu preocupación.

Ahora yo dependo de una tarjeta especial como regalo para alguien internado en el hospital, con vida asistida, o en rehabilitación. Además de ser un estímulo permanente ahora que las visitas están restringidas, una tarjeta es más fácil de llevar a casa que otros muchos regalos. Además ¿quién desea hurtar una tarjeta?

Ahora que ya has pensado en el tipo de tarjeta, la relación, el propósito en escribirla, y apegándote al punto, estás en camino de bendecir al recipiente, y a ti mismo,

¿De modo que para qué esperar? Escribe “que nos esforcemos por promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:19).+

Susan B. Cella

Susan B. Cella

Susan B. Cella es una residente de Los Ángeles, comprometida a comunicar creativamente para la gloria de Dios en sus áreas de los dones: drama, ánimo, oración, enseñanza y hospitalidad. Actualmente ella está desarrollando una coalición de orar-caminando para restaurar todos los hogares a Jesucristo. Ella es miembro de la Iglesia Metodista Libre de Venice, que es parte de la Conferencia Japonesa de la Costa del Pacífico.