Elisée Ouoba

Elisée Ouoba

Elisée Ouoba, Ph. D., es profesor asociado de estudios bíblicos en Spring Arbor University. Sirve a la Iglesia metodista libre de EE. UU como miembro de la Junta de Administración de la denominación y de su Comisión de Estudio sobre Doctrina. Anteriormente, se desempeñó como misionero en Bangui, la capital de la República Centroafricana, y como profesor y pastor en su país de origen, Burkina Faso. Él y su familia son miembros activos de la iglesia Arbor Church.

por Elisée Ouoba

Cuando tenía 18 años, me senté un día para lo que se suponía que era una lectura bíblica de rutina. Esperaba leer algunos capítulos de la Carta a los Romanos y seguir adelante con mi día, pero llegué al segundo capítulo y no pude avanzar con la lectura. En cambio, me encontré leyendo ese capítulo una y otra vez. Me sentí culpable y pronto me invadieron las lágrimas cuando el Espíritu Santo me abrió los ojos a cosas que desconocía sobre mí mismo. Por primera vez, fui consciente de mi arrogancia, hipocresía y sentido de la justicia propia. Lloré, confesé mi pecado y busqué el perdón de Dios. El sentimiento de culpa fue reemplazado gradualmente por una sensación de paz, libertad y alegría. Una profunda transformación acababa de ocurrir en mi corazón. En los meses que siguieron, pasé de juzgar y condenar a los demás a extender gracia, perdón y amor a las personas.

Años más tarde, mientras reflexionaba sobre este punto de inflexión en mi camino espiritual, me llamó la atención que mi experiencia fue provocada por una carta escrita hace 2000 años a pequeñas comunidades cristianas esparcidas por la ciudad de Roma. Pensé en los millones de personas que tienen una experiencia similar con las Escrituras todos los días. Consideré que la Biblia, aunque uno de los escritos más antiguos de la actualidad, es el libro más influyente, más publicado y más leído de todos los tiempos. Las numerosas experiencias de las personas a medida que se encuentran hoy con la Biblia plantean una pregunta obvia: ¿Cómo puede un libro tan antiguo, escrito durante 16 siglos en tiempos y lugares tan diferentes a los nuestros, seguir teniendo un impacto tan grande en la vida de miles de millones de personas hoy?

La respuesta corta a esta pregunta es que la Biblia es un libro dado por Dios. Nos revela a Dios y nos muestra sus propósitos para la creación. La Biblia es, ante todo, una historia. Cuenta la historia de las relaciones entre Dios y la humanidad, entre los seres humanos, y entre la humanidad y el resto de la creación. Esta historia transmite un mensaje de amor, redención, transformación y esperanza para el mundo. Usamos la frase Revelación Otorgada por Dios para expresar al menos cinco verdades clave sobre la Biblia como una historia de Dios y Su creación.

Primero, la Biblia es completamente divina.

Dios no se limitó a simplemente crear a los seres humanos. Él también interactuó con ellos, formó relaciones con ellos, suplió sus necesidades, les mostró cómo vivir en Su mundo, los rescató y perdonó cuando fallaron, restauró la comunión con ellos y los capacitó para vivir, prosperar y florecer. Dios creó una historia de su relación con la humanidad e hizo que algunas personas documentaran esta historia divina-humana. Dios supervisó el proceso de escritura de los eventos, las enseñanzas, los principios y las experiencias que dieron forma a la historia de Su relación con el mundo. La participación total y la influencia activa de Dios en la producción de la Biblia la convierten en un libro divino. Usamos el término inspiración para explicar que Dios usó agentes humanos para expresar y registrar la historia divina-humana en la Biblia. Esto es lo que quiere decir 2 Timoteo 3:16 cuando dice que la Escritura es “inspirada por Dios”. De la misma manera, 2 Pedro 1:21 nos recuerda que los seres humanos “hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo”.

Debido a que la Biblia es divina, no podemos confiar únicamente en nuestra capacidad humana para comprenderla. Debemos dedicarnos al estudio cuidadoso de la Biblia, utilizando principios sólidos para la interpretación adecuada de los diversos géneros literarios que encontramos en ella. Pero es solo por la obra del Espíritu Santo que podemos comprender más plenamente la profundidad de la sabiduría y el poder de Dios revelados en la historia y registrados en la Biblia. Esto es lo que afirma el apóstol Pablo cuando escribe a la iglesia en Corinto: “No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes, sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana, sino del poder de Dios… Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad… Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu” (1 Corintios 2:4-10).

El Estilo Metodista Libre afirma que la Biblia es la misma Palabra de Dios que nos fue comunicada a través de agentes humanos. Además, creemos que la lectura adecuada de la Biblia requiere que nos sometamos y dependamos de la obra del Espíritu Santo, que nos desafía, moldea nuestros puntos de vista y nos capacita para ser testigos de Dios en el mundo.

Segundo, la Biblia es completamente humana.

Decir que la Biblia es la Palabra misma de Dios no significa que Dios dictó cada palabra de la Biblia a los escritores humanos. A pesar de las limitaciones de nuestra humanidad, Dios eligió trabajar a través de agentes humanos con diferentes habilidades, idiomas, culturas y medios de comunicación para escribir la Biblia. Los escritores bíblicos exhibieron personalidades disímiles, pertenecieron a diferentes lugares y períodos de tiempo, tenían habilidades desiguales y experimentaron diversas situaciones de la vida que influyeron en su papel como mediadores de la revelación de Dios. Sin embargo, todos estos escritores estaban transmitiendo la verdad, la voluntad y los propósitos de Dios para la humanidad. El Estilo Metodista Libre reconoce la naturaleza humana de la Biblia y, por lo tanto, se compromete a honrar la Palabra de Dios leyéndola contextualmente, reconociendo que Dios eligió revelarse a través de los idiomas y culturas de los autores bíblicos en tiempos y lugares que a menudo eran diferentes de los nuestros. Debemos ser diligentes en aprender y utilizar las herramientas de la erudición moderna sobre lenguas, culturas e historia antiguas para comprender los textos de la Biblia en sus contextos originales.

Debido a que la Biblia es divina, es la fuente principal y la autoridad normativa para el desarrollo teológico y doctrinal de nuestra fe. Al mismo tiempo, reconocemos que nuestra Revelación Otorgada por Dios, la Biblia, nos fue comunicada por los medios culturales y lingüísticos de sus agentes humanos. El Estilo Metodista Libre es, por lo tanto, interpretar las Escrituras a la luz de la tradición de nuestro movimiento, nuestras experiencias individuales y colectivas de Dios, y las herramientas de la razón humana y la erudición moderna mientras reflexionamos sobre nuestra fe, expresamos nuestra adoración a Dios y crecemos en nuestras relaciones entre nosotros y con el resto del mundo. Creemos que Jesucristo nos trajo la máxima revelación de Dios. Sin embargo, reconocemos que el evangelio de Jesús nos llegó a través de los lentes lingüísticos y culturales del primer siglo. Cuando Dios se convirtió en un ser humano en Jesús, abrazó nuestra humanidad y culturas como el vehículo de Su suprema revelación. Al mismo tiempo, Dios se hizo humano para poder redimir a la humanidad y sus culturas. Por lo tanto, El Estilo Metodista Libre también afirma inequívocamente que todo el conocimiento humano, las culturas, los sistemas sociopolíticos y económicos necesitan la obra redentora de Dios en Jesús. El teólogo e historiador de la iglesia Andrew Walls captura elocuentemente esta verdad cuando habla del evangelio como “prisionero y liberador de la cultura”. Experimentamos a Dios y lo adoramos desde nuestro contexto social, utilizando las herramientas de nuestra cultura. Sin embargo, no nos ajustamos a las normas culturales y la sabiduría humana que son bíblicamente cuestionables. Más bien creemos que Dios nos ha llamado a hablar Su verdad revelada y Su mensaje redentor a nuestra sociedad de una manera culturalmente sensible y relevante, en fidelidad a Su sabiduría infinita y al poder profético del Espíritu Santo.

Tercero, la Biblia es una revelación.

¿Cómo podemos afirmar que la Biblia es una Revelación Otorgada por Dios si fue escrita por seres humanos, con sus idiomas y culturas como vehículos? Los metodistas libres no afirman que la verdad y el mensaje de Dios sean necesariamente inaccesibles para nosotros aparte de Su intervención sobrenatural. De hecho, de muchas formas, la revelación de Dios nos llega a través de la creación. El mundo natural nos habla del Creador y algunos de Sus atributos. La Biblia misma señala este hecho (Salmo 29:4, 93:2, 104:24, 148:3-4; Hechos 14:15-17, 17:24-27; Romanos 1:20, 1:32, 2:15-16). Esta revelación natural de Dios también incluye la conciencia humana, como escribe Pablo: “De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige, ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Estos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan” (Romanos 2: 14-15).

Por lo tanto, las personas en todas las culturas conocen a Dios de alguna manera, pero su conocimiento está oscurecido por el pecado y el quebrantamiento de nuestra humanidad. Sin embargo, por muy vago o pequeño que sea, ese conocimiento recuerda el propósito original de Dios: que los humanos sean seres morales dotados del poder de relacionarse con él.

Sin embargo, ninguna experiencia de revelación natural y ningún nivel de conocimiento y sabiduría humanos puede captar la plenitud de la sabiduría y el poder de la obra redentora de Dios en Cristo. Por mucho que valoremos, aprendamos y apliquemos las herramientas de la erudición moderna para estudiar la Biblia, estas herramientas siempre estarán lejos de captar el significado máximo de las Escrituras y los propósitos del Creador. Se necesita la intervención especial de Dios para hacer brillar la luz en la oscuridad de nuestras culturas y vidas, y traer redención a un mundo quebrantado. La Biblia es una Revelación Otorgada por Dios en el sentido de que es una revelación especial. Describe la actividad redentora única de Dios desde la creación hasta la consumación de Su obra de salvación.

El Estilo Metodista Libre afirma que la Biblia es la revelación distinta y definitiva que abarca y trasciende la revelación general en la creación y la cultura. Afirma que, en Jesucristo, Dios nos dio la máxima revelación de sí mismo, tanto que todo el conocimiento humano, las culturas y la experiencia de la verdad en la historia humana encuentran su cumplimiento en Cristo, el determinante cósmico de la realidad y la medida de todo conocimiento, sabiduría y verdad. Como escribe el apóstol Pablo, Jesús “es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él… Porque a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz” (Colosenses 1:15-20).

Cuarto, la Biblia es confiable.

De lo que hemos expuesto hasta ahora, se desprende que creemos que la Biblia es digna de confianza. Como Revelación Otorgada por Dios, la Biblia muestra la veracidad y confiabilidad del Dios que la inspiró a los escritores humanos. Podemos diferir en nuestra interpretación de textos específicos de la Biblia o desarrollar diferentes puntos de vista sobre las Escrituras, pero la bondad de Dios, Su participación personal en la creación, Su participación íntima en la historia humana y el control total del proceso de escritura de la Biblia nos obligan a confiar en el producto final que nos ha dado. Esta es la razón principal por la que recurrimos a la Biblia en busca de guía en asuntos de fe y vida. Porque no solo toda la Escritura es inspirada por Dios, sino que también es “útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

La Biblia no es un manual para la vida diaria, una guía para la investigación científica o un manifiesto para los esfuerzos políticos y económicos. Algunas personas, sincera pero erróneamente, han visto la Biblia como un manual de instrucciones, pero Dios nunca tuvo la intención de que las Escrituras sirvieran para eso. Más bien, pretendía que la Biblia le diera a la humanidad la cosmovisión adecuada para experimentar el mundo que Él creó y florecer como individuos y comunidades. El Estilo Metodista Libre considera la Biblia como una Revelación Otorgada por Dios en la que siempre podemos confiar como nuestra principal y última fuente de guía para vivir y dar testimonio de Jesucristo en cualquier cultura, profesión y momento.

La confiabilidad de la Biblia proviene también de la experiencia humana con Dios en las Escrituras y a lo largo de la historia cuando las personas se embarcaron en un viaje con Dios. Algunos de ellos permanecieron fieles a Dios de principio a fin; otros pasaron por momentos en los que dudaron de Dios y cuestionaron Su carácter, pero siguieron adelante; otros se alejaron de Dios, pero luego regresaron, persuadidos al darse cuenta de Su bondad y confiabilidad. Entre ellos se encontraban personajes bíblicos como Adán y Eva, Enoc, Noé, Abraham y Sara, Isaac, Jacob, José, Jocabed, Moisés, Josué, Débora, Ana, Samuel, David, Elías, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, María (madre de Jesús), Juan el Bautista, María Magdalena, Pedro, Juan el apóstol, María y Marta, Pablo, Febe, Lidia, etc. Las personas que caminaron con Dios también incluyen a los padres de la iglesia, los monjes y los miembros de órdenes religiosas, los protestantes reformadores, líderes de los movimientos de santidad como los hermanos Wesley y, dentro de la familia de la Iglesia metodista libre, el fundador B. T. Roberts y muchos otros. Todas estas personas, y muchas más como ellas, pertenecen a lo que Hebreos 12:1 llama la “multitud tan grande de testigos”. Han viajado con Dios al confiar en la revelación que Él les dio, y testifican de su fiabilidad y veracidad.

Por lo tanto, la Biblia no es simplemente una colección de antiguos textos sagrados que veneramos debido a su sabiduría y principios morales. Lo más importante es que es la Palabra viva de Dios que tiene el poder de crear nueva vida. A medida que las personas se encuentran con la Biblia, también experimentan el poder incomparable de la Palabra de Dios viva y poderosa (Hebreos 4:12), que expone nuestro quebrantamiento, trae sanidad y plenitud, y da esperanza. Ninguna cantidad de crítica y escepticismo de las teorías científicas, las filosofías modernas o las ideologías políticas puede superar el hecho innegable de que miles de millones de personas a lo largo de la historia han experimentado una transformación radical de sus vidas, la renovación de sus corazones y mentes, y la esperanza y la plenitud como un resultado de su encuentro con la Biblia. Con seguridad, el apóstol Pablo tenía en mente ese poder transformador de la Biblia cuando escribió sobre su deseo de conocer más a Cristo y experimentar el poder de Su resurrección (Filipenses 3:10). Estaba tan convencido de esa verdad que resume el evangelio como “poder de Dios para la salvación de todos los que creen” (Romanos 1:16). En pocas palabras, El Estilo Metodista Libre afirma que la Biblia es confiable porque hace lo que dice que hará en la vida de cualquiera que crea genuinamente en su mensaje y se someta completamente a su autoridad.

Quinto, la Biblia tiene autoridad.

La autoridad de la Biblia se deriva necesariamente de su inspiración y confiabilidad. El Estilo Metodista Libre habla de la Biblia como una Revelación Otorgada por Dios, lo que significa que es la autoridad final para definir la fe, hacer teología, formar doctrinas y enseñar su verdad y mensaje. La verdad, el conocimiento y la sabiduría deben discernirse a través de la tradición, la razón y la experiencia. La ciencia y otras formas de erudición moderna también nos brindan importantes conocimientos sobre el mundo y la realidad. Todas estas son herramientas dadas por Dios para discernir la verdad. Sin embargo, consideramos que la Biblia es la fuente suprema y final de nuestro conocimiento de Dios y sus propósitos para la humanidad y el resto de la creación. La Biblia es la autoridad final porque es verdadera y ha resistido la prueba de la historia.

Finalmente, debemos comentar brevemente que la Biblia como Revelación Otorgada por Dios ejerce su autoridad e influencia más allá de las comunidades que la veneran. A lo largo de la historia, las Escrituras han sido fuente de sabiduría y guía para edificar naciones, formar sistemas políticos y renovar culturas. En El libro que dio forma al mundo: Cómo la Biblia creó el alma de la civilización occidental, el reformador social Vishal Mangalwadi examina el papel de la Biblia en la configuración del estilo de vida de Europa y América del Norte, así como de otros países que han adoptado los valores de la civilización occidental. Incluso donde estas sociedades se han secularizado, los valores fundamentales de su cultura y la brújula moral de sus naciones aún reflejan valores perdurables que están arraigados en la fe judeocristiana.

La influencia duradera de la Biblia se puede percibir incluso entre las subculturas que rechazan abiertamente su veracidad y autoridad. Con el crecimiento exponencial del número de personas que no tienen afiliación religiosa, no es raro afirmar que no necesitamos una figura o autoridad divina para construir sociedades moralmente sólidas y comunidades saludables. Muchas de estas comunidades organizadas sin Dios han comenzado a formarse en toda América del Norte y Europa (ver Grace Without God: The Search for Meaning, Purpose, and Belonging in a Secular Age [Gracia sin Dios: La búsqueda de significado, propósito y pertenencia en una era secular] por Katherine Ozment). Sin embargo, es un hecho que todas estas comunidades existen y continúan beneficiándose de un mundo y una cultura que han sido profundamente influenciados por la Biblia y los valores de la fe cristiana. Pasarán muchas generaciones de personas que intentan construir sus vidas sin ninguna influencia de Dios (como si esto fuera posible) hasta que entendamos cómo es una sociedad que funciona completamente sin Dios. El Estilo Metodista Libre consiste en examinar ideas, sistemas culturales, experiencias humanas y afirmaciones de verdad frente a la enseñanza de la Biblia, la revelación autorizada de Dios para el florecimiento de la humanidad.

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Elisée Ouoba

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Elisée Ouoba, Ph. D., es profesor asociado de estudios bíblicos en Spring Arbor University. Sirve a la Iglesia metodista libre de EE. UU como miembro de la Junta de Administración de la denominación y de su Comisión de Estudio sobre Doctrina. Anteriormente, se desempeñó como misionero en Bangui, la capital de la República Centroafricana, y como profesor y pastor en su país de origen, Burkina Faso. Él y su familia son miembros activos de la iglesia Arbor Church.