Cuando es difícil elegir la alegría

Por Glenn Lorenz

“Devuélveme la alegría de tu salvación; que un espíritu de obediencia me sostenga” (Salmo 51:12).

En Filipenses 3 y 4, el apóstol Pablo ordena a sus lectores: “¡Regocíjense en el Señor!” La expectativa es que los creyentes en Jesús se regocijen cuando se enfrentan a todos los acontecimientos de la vida, tanto buenos como malos. Elegimos la alegría.

Eso es difícil a veces. Cuando nos enfrentamos a la decepción o a la angustia, es difícil elegir la alegría. Cuando traicionamos nuestras propias creencias o pecamos públicamente, podemos sentirnos tentados a revolcarnos en la autocompasión y la tristeza por un tiempo.

Es por eso por lo que me gusta el enfoque de David en este Salmo. Él nos da permiso para pedir la ayuda de Dios cuando es difícil elegir la alegría. Es posible que David haya escrito este salmo después de causar un gran escándalo público. La vergüenza y la tentación hacia el autodesprecio a por sí solas podrían abrumar a una menos fuerte.

Arrepentimiento y Renovación

David debe haber tenido algunos días en los que fue realmente difícil elegir la alegría. En cambio, modela el arrepentimiento.

En el Salmo 51, David le ruega a Dios que haga lo que David no puede hacer por sí mismo. Usando más de 10 verbos que se refieren a la purificación y la renovación, modela el arrepentimiento completo (v.7-12). Finalmente, como su petición culminante, clama: “Devuélveme la alegría de tu salvación”.

En otras palabras, más allá de los elementos fundamentales del arrepentimiento —la confesión y la purificación— nuestro arrepentimiento permanece incompleto hasta que permitamos que Jesús restaure nuestro gozo. Dios quiere que tengas gozo.

Devolución y restauración

Tal vez sientas que has sido descalificado para experimentar el gozo de Jesús debido a algo que has hecho, o algo que te han hecho. El ejemplo de arrepentimiento de David sugiere que nosotros también podemos arrepentirnos por completo, confesando y recibiendo plenitud y purificación, y pedirle a Dios que nos devuelva el gozo que Él desea que tengamos.

Vivir con gozo restaura el alma, y el gozo del Señor puede ser tu fortaleza. Pídele a Dios gozo hoy.

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